Qué ver en Pamplona en 2 días

Qué ver en Pamplona en 2 días

¡Bienvenidos a la cautivadora Pamplona, la joya del norte de España que va mucho más allá de los famosos Sanfermines y los deliciosos pintxos! Prepárate para descubrir la esencia de esta ciudad en este artículo exclusivo sobre los imperdibles de Pamplona. En las próximas líneas, te guiaré a través de los lugares que no puedes perderte y las experiencias más fascinantes. No importa cuánto tiempo tengas para explorar la ciudad, estos destinos son verdaderamente imprescindibles. ¡Así que, toma nota y prepárate para sumergirte en la auténtica Pamplona!

Qué ver en Pamplona en 2 días

Plaza del Castillo de Pamplona

Este rincón encantador, que va más allá de ser simplemente una plaza, se convierte en el «cuarto de estar» de los pamploneses, y estoy aquí para guiarte a través de sus encantos.

Desde el momento en que pongas un pie en la Plaza del Castillo, sentirás la energía que fluye a través de sus adoquines impregnados de historia. No es solo una plaza; es el epicentro vibrante de la vida social de Pamplona. Tu visita a Pamplona, no puede estar completa sin una visita a este espacio dinámico.

Imagina pasear por sus rincones llenos de encanto o disfrutar de un momento relajado en una de sus acogedoras terrazas. La Plaza del Castillo no solo te ofrece un lugar para descansar, sino que es testigo de eventos públicos que la convierten en un escenario multifacético. Desde emocionantes conciertos hasta procesiones llenas de tradición y mercados animados, este espacio ha sido el telón de fondo de innumerables experiencias a lo largo del tiempo.

Al centro de la plaza se alza majestuoso el kiosco de la música, un testigo silencioso de muchas melodías que han llenado el aire de este lugar histórico. Y a su alrededor, los edificios que protegen la plaza cuentan historias de diferentes épocas. La cara sur del Palacio de Navarra, el imponente Palacio Goyeneche y el antiguo Casino se erigen como guardianes de la memoria de Pamplona.

Catedral Santa María la Real de Pamplona

Este tesoro arquitectónico, construido con el pulso del tiempo, nos invita a sumergirnos en siglos de historia que se entrelazan entre sus muros.

Imagina caminar por un lugar que ha sido testigo del paso de los años desde el 1394 hasta el 1501, un rincón donde el gótico y el neoclásico se dan la mano en una danza arquitectónica fascinante. La fachada, erigida con elegancia entre el 1784 y el 1805, nos recuerda que la Catedral de Pamplona es mucho más que un edificio; es un testimonio vivo de la evolución de la ciudad.

Este conjunto catedralicio, un verdadero tesoro nacional, nos revela secretos que van más allá de sus majestuosos muros. Conserva con orgullo el refectorio, la cillería, la sala capitular y el dormitorio, como si el tiempo se hubiera detenido para preservar cada rincón de su esplendor original.

Adentrémonos en su interior y descubramos el sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara, figuras que han dejado una marca indeleble en la historia de Pamplona. Pero eso no es todo. En este sagrado recinto, también aguardan las joyas más preciadas del Museo Diocesano, tesoro cultural que enriquece aún más nuestra experiencia.

Mirador del Caballo Blanco

Este rincón, querido por los pamploneses y lleno de encanto, te espera en lo alto del Baluarte del Redín, un lugar que en su época fue considerado la fortaleza defensiva suprema de la ciudad.

Imagina disfrutar de unas vistas espectaculares al monte San Cristóbal y a los pintorescos barrios de La Rochapea, Chantrea y San Jorge. Este mirador se convierte en el lugar perfecto para desconectar, descansar y deleitarse con la esencia auténtica de Pamplona. ¿Te animas a sumergirte en este rincón lleno de magia?

Nuestra recomendación para llegar a este paraíso de panorámicas es iniciar tu travesía desde la Plaza de San José, adentrándose por la calle Redín. En tu camino, no podrás pasar por alto el fascinante pasadizo elevado, un testigo silencioso de los secretos que guardaban las monjas mientras se desplazaban desde el Convento de la Sierva hasta las casas, evitando miradas curiosas.

Mientras exploras la calle Redín y alcanzas el Mirador del Caballo Blanco, te sumergirás en un ambiente único, donde la historia y la belleza natural se entrelazan. Pero la aventura no termina aquí. Si decides continuar por esta calle, te aguarda una sorpresa más: el Portal de Francia, también conocido como Portal de Zumalacarregui. Este tesoro del siglo XVI es la puerta mejor conservada de las seis que protegían la ciudad cuando estaba completamente amurallada.

Ciudadela de Pamplona

Este tesoro renacentista en forma de pentágono, erigido con maestría entre los siglos XVI y XVII para fines militares por orden de Felipe II, se alza como uno de los bastiones defensivos más notables de toda Europa.

Lo que comenzó como un enclave militar estratégico ha evolucionado con el tiempo, y en 1964 la Ciudadela abrió sus puertas a un nuevo capítulo en su historia. El ayuntamiento la transformó en un espacio vibrante destinado al deleite y la recreación de los pamploneses. ¡Imagina caminar por un lugar que ha sido testigo de siglos de historia, donde cada rincón respira el espíritu de tiempos pasados!

Hoy en día, la Ciudadela ha desplegado sus alas para convertirse en un epicentro de actividades culturales, deportivas y de ocio en Pamplona. Al pasear por sus 280.000 metros cuadrados, te sumergirás en un oasis verde en medio de la ciudad, un pulmón que late al ritmo de la vida moderna.

Descubrirás esculturas que cuentan sus propias historias y salas de exposiciones que dan vida al patrimonio cultural de la región. La Ciudadela se ha reinventado, convirtiéndose en un espacio dinámico que celebra la fusión entre el pasado y el presente. ¿Te imaginas participar en actividades culturales o simplemente relajarte en este lugar emblemático?

Jardines de la Taconera

Estos jardines, los más antiguos de la ciudad, son su secreto mejor guardado para desconectar y disfrutar de un paseo que alimentará tu alma.

Imagina sumergirte en un escenario donde la belleza romántica se entrelaza con la frescura de la naturaleza. Aquí, entre magnolias, hayas, acebos y laureles, incluso encontrarás una majestuosa secuoya de 40 metros de altura. ¡Un auténtico paraíso verde que espera ser explorado!

Pero estos jardines son mucho más que un simple paseo. Déjate sorprender por el Monumento a Julián Gayarre, rinde homenaje a Hilarión Eslava o admira la gracia de la Mariblanca. ¿Y qué te parece la idea de asomarte a uno de los miradores para contemplar el foso habitado por seres especiales? Cisnes, pavos, faisanes, ciervos… una mezcla mágica que transforma este espacio en algo verdaderamente único.

Te sugerimos entrar a este Edén a través del Portal de San Nicolás, una entrada que te sumergirá gradualmente en este mundo de verdor y encanto. Cada paso te llevará más profundo en una experiencia que deleitará tus sentidos y te desconectarás de la rutina urbana.

Monumento al Encierro

En la bulliciosa avenida Roncesvalles, un rincón cobra vida de una manera muy especial: el Monumento al Encierro. Este pedazo de arte en bronce, diseñado por el talentoso escultor bilbaíno Rafael Huerta, es una oda visual a las inolvidables Fiestas de San Fermín. ¡Imagina sumergirte en la esencia misma de esta celebración a través de una obra maestra de la escultura! Este monumento es más que una estatua; es un testamento visual a la pasión y la energía desbordante que define a los Sanfermines.

Los Pintxos de Pamplona

La gastronomía local, sin duda, se convierte en el alma de cualquier travesía, y los pintxos de Pamplona se erigen como auténticas estrellas de esta experiencia única.

Imagínate adentrarte en el Iruñazarra, sumergirte en la autenticidad del Bar Gaucho, deleitarte con las delicias del Baserriberri o rendirte ante los encantos de La Mandarra de la Ramos. Estos no son simplemente bares; son santuarios gastronómicos donde cada bocado es una obra maestra y cada rincón cuenta una historia de sabores.

Pamplona no solo te invita a explorar sus calles, sino también a conquistar tus papilas gustativas con una experiencia pintoresca en cada bocado. Así que, si eres un aventurero culinario, prepárate para un festín de sabores que despertarán tus sentidos y te sumergirá en la esencia misma de esta ciudad.

Recorrer la Calle Estafeta

Ya sea por pura casualidad o como parte de tu plan maestro en tu visita a Pamplona, estamos convencidos de que te perderás entre sus encantos en más de una ocasión. Y, ¿quién sabe? Es probable que esta calle, la más famosa de la ciudad, ya haya dejado su huella en tu memoria, siendo testigo de los trepidantes encierros de San Fermín.

Aquí, en la calle Estafeta, se teje un tapiz arquitectónico donde edificios de alturas diversas y colores caprichosos se alzan como guardianes de historias por descubrir. En la planta baja de estos testigos silenciosos, se despliega un desfile de comercios que titilan con promesas irresistibles. Bares que invitan a la charla animada, comercios que susurran secretos, y pastelerías que acarician los sentidos con dulces tentaciones.

No es solo una calle; es una experiencia. El palpitar constante de la vida local, la paleta de colores que se despliega ante tus ojos, y la promesa de sabores y encuentros memorables. Pasear por Estafeta es adentrarse en el latir auténtico de Pamplona, un viaje donde cada paso es una oportunidad para descubrir algo nuevo.

Parque Yamaguchi de Pamplona

Su nombre, con un toque japonés que despierta la curiosidad, no es una coincidencia; este rincón encantador lleva consigo la esencia de una conexión especial entre Pamplona y la ciudad japonesa de Yamaguchi.

Imagina sumergirte en un parque diseñado en 1977 por dos maestros paisajistas japoneses, donde cada rincón rinde homenaje a las cambiantes facetas de las cuatro estaciones. No es solo un parque, es un testimonio visual de la amistad que une a dos mundos aparentemente distantes.

Dentro de este oasis urbano, encontrarás el Planetario de Pamplona, una ventana al universo que te invita a explorar los misterios del cosmos. Y como si eso no fuera suficiente, el Jardín de la Galaxia te espera con su encanto único, donde la naturaleza y la astronomía se entrelazan en una danza celestial.

Iglesia de San Lorenzo y la Capilla de San Fermín

Esta majestuosa iglesia, que se erige con imponente presencia en la ciudad, es un tesoro arquitectónico que guarda secretos de distintas épocas.

Imagina caminar hacia su fachada, una obra que se alza desde el mismísimo 1901, un testimonio de la perenne evolución de Pamplona a lo largo del tiempo. Sin embargo, el verdadero corazón de esta iglesia se encuentra en la capilla de San Fermín, un tesoro neoclásico que se erige como la joya más preciada, forjada entre los años 1696 y 1717.

Sumérgete en la serenidad de este espacio sagrado, donde la capilla acoge con devoción la imagen de San Fermín, esculpida con maestría en madera y engalanada con la nobleza de la plata. Aquí, en este altar, se gesta la procesión anual de San Fermín, un evento que despierta la ciudad con su esplendor único cada 7 de julio. Es el día en que el santo, por un instante, abandona su morada habitual para pasear entre los corazones fervorosos de los pamploneses.

Murallas de Pamplona

Este testimonio arquitectónico del siglo XVI no solo cuenta la historia de la ciudad, sino que se erige como su símbolo más emblemático.

Imagina pasear por estos imponentes bastiones que, como guardianes del tiempo, han resistido los embates de la historia. Las Murallas de Pamplona no solo son testigos, son protagonistas, rodeando con su imponencia el casco histórico y regalando a la ciudad un abrazo eterno.

Adéntrate en este laberinto de historia y descubre cada rincón de estas fortificaciones que, más allá de su función defensiva, esconden espacios verdes y zonas de descanso. Aquí, entre sus piedras milenarias, encontrarás el lugar perfecto para desconectar y sumergirte en la esencia misma de Pamplona.

Museo de Navarra

Este tesoro cultural se alza en el majestuoso edificio que antaño fuera el hospital renacentista de Nuestra Señora de la Misericordia, inyectando vida a sus paredes con siglos de legado navarro.

Imagina sumergirte en un viaje temporal que te lleva desde la enigmática Prehistoria hasta el vibrante siglo XXI, todo dentro de las paredes del Museo de Navarra. Cada pieza expuesta es un fragmento del vasto patrimonio navarro, una ventana abierta a los secretos y maravillas que ha atestiguado esta región a lo largo de los años.

Pero aquí no acaba la historia, porque el museo es un reflejo dinámico de la cultura navarra. No solo alberga colecciones permanentes, sino que también despliega emocionantes exposiciones temporales, revelando siempre nuevos aspectos de la rica herencia de la región.

Y para aquellos que buscan sumergirse aún más en este universo cultural, el Museo de Navarra ofrece una biblioteca, mediateca y un Fondo Documental de Artistas Navarros Contemporáneos. Es un lugar donde el conocimiento cobra vida, donde cada rincón cuenta una historia.

Así que, viajeros curiosos, anotad en vuestro itinerario este encuentro con la historia y la cultura navarra. Abierto de martes a sábado desde las 9:30h hasta las 14:00h y desde las 17:00h hasta las 19:00h, y los domingos y festivos de 11h a 14h.

Archivo Real y General de Navarra

Aquí, entre las majestuosas paredes de este edificio imponente, la historia de Navarra cobra vida, desplegando sus capítulos desde el siglo XII hasta nuestros días.

Imaginen recorrer las amplias salas de lectura, donde cada paso parece resonar con el susurro de siglos pasados. Las estanterías, custodias de documentos antiguos, revelan un caleidoscopio de narrativas que tejen la rica historia. El Archivo no es solo un depósito de papeles amarillentos; es el guardián celoso de la memoria y la identidad de Navarra.

Historia, política, cultura: el Archivo abre sus puertas a todo aquel que ansíe explorar las capas más profundas de la región. Sumérgete en sus pasillos, donde cada rincón resuena con el eco de momentos que han forjado la esencia de Navarra.

Plaza San Francisco de Asís

Imagina caminar por un espacio que respira historia, donde antes se alzaban el Consejo Real, las Cárceles Reales y el Convento de San Francisco. Ahora, en este escenario transformado, surge la Plaza San Francisco de Asís como un testamento vivo del paso del tiempo.

En el centro de esta plaza, como guardián de historias centenarias, se erige el Monumento a San Francisco de Asís, un tributo a la espiritualidad que añade un toque celestial al ambiente. Rodeándolo, la majestuosa Biblioteca Pública de Pamplona, un refugio de conocimiento que invita a sumergirse en las páginas de la sabiduría.

Lo mejor de Navarra en tu correo

Suscríbete a nuestra newsletter y no te pierdas lo mejor de Navarra.

ÚLTIMAS ENTRADAS

SÍGUENOS

Quienes somos
Anúnciate con nosotros
Promueve tu evento
Política de privacidad
Contacto
Lo mejor de Navarra en tu correo

Suscríbete a nuestra newsletter y no te pierdas lo mejor de Navarra.